Azucarera y galletitas de limon



No es hermosa, pero fue testigo  de las meriendas con abuela.

El clin, clin de la destapada, aun resuena en mi cabeza como uno de los recuerdos sonoros de mi infancia mas presentes.

Me defino como una cacharrera muy observadora, y no dejo de asombrarme cuando vuelvo a tener un objeto en mis manos  que estuvo presente en las casas de mis afectos de la infancia y hago un ejercicio que me suena inquietante, porque desconocia esos poderes en mi, cierro los ojos y los veo en su ubicación, junto a los otros cacharros que los rodeaban y hasta a veces puedo ver las fotos de los portarretratos que solían abundar en las " mesitas vestidas" de los 80s ...

Soy una mentalista cacharrera.

La azucarera de metal que hacia clin clin cuando mi abuela la destapaba y le ponía toneladas de azúcar a nuestro earl grey que nos servia en tazas de señora , nunca se me olvido, esta en cada visión de mi juego mentalista.
La azucarera y las galletitas de limón, eran el sello de la abuela Dora.

Hasta mis cinco años mi abuela vivió pegadita a mi casa ligustrina de por medio, el cerco vivo tenia un hueco por el cual pasábamos al jardín de mi abuela y le caíamos sin aviso, su jardín tenia rosas chinas, una granada, achiras, un galpón tenebroso con telas de araña y un pinguino embalsamado.

Pero se mudo al 3B , en el centro de Santos Lugares, a 10 cuadras de mi casa.
A veces me iba a buscar al jardín, a veces me quedaba a dormir.
Cuando crecí y mi papá me dejo cruzar Rodriguez Peña los viernes a la tarde cuando salia de las clases extra programáticas de computación del colegio en donde jugábamos al California Games o enganchábamos en los monitores 360 " Todo Para ver" , me iba a la casa de mi abuela.
Pasábamos la tarde juntas y a la noche cuando mi papá cerraba el local me pasaba a buscar, siempre lo obligaba a comerse un sandwich de mayco con queso fresco y seven up.

La azucarera era testigo.
Ella siempre estaba ahí arriba del modular moderno y horrible que se había comprado para su depto nuevo.

Cuando mi abuela ya no pudo valerse por si misma, se fue a vivir con mi tía, pegadita a mi casa otra vez.
Antes de dejar su depto hizo una reunión y repartió mucha de su vajilla a sus seres queridos.
Los encuentros ya carecían de nuestros rituales, no había galletitas de limón y usábamos la azucarera de mi tía.

Mi abuela falleció hace 15 años.
Por estos días mi primo se mudo a la casa donde vivía mi tía, y me llamo para preguntarme si quería algunas de las cosas que todavía estaban dando vueltas por ahí.
Obviamente acepte.

Cuando abrí la primera caja,  ella esta ahí hermosa como siempre, haciendo clin clin, pero sin galletitas de limón.
El rencuentro con la azucarera fue mágico, cuanto hace que no nos veíamos , ¿20 años?
la abrace un rato largo, mientras en la caja descubrí un portarretrato de cuero blanco con dorado.
cerré los ojos y vi la foto,faltante,  estábamos con el arbolito  de navidad de fondo estrenando ropita nueva con mi hermana y mi prima y yo tenia una trenza cocida.

Solo faltan las galletitas de limón.
La azucarera de metal se ha convertido en la estrella de mi cocina, que sin duda era para mí.





Comentarios

  1. Hermoso reencuentro, nada más mágico que las abuelas y sus objetos.

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  2. Gracias Gabi por pasar por acá y compartir!

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  3. Fer me hiciste emocionar. Tenés una maravillosa forma de escribir, nos hacés transportar a tu cuerpo! Y tu cuerpo pide salsaaaaaa obviamente, pero salsa de azúcar jajajaj! Te quiero, sos lo más. Y viva por el reencuentro con la azúcarera :)

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  4. Las abuelas y sus cosas, sus muebles, todo, siempre tienen ese componente que nos hace emocionar.

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